¿DÓNDE ESTÁ JUAN?

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Por Marissa Chiappe (@marissachiappe)

Aunque Máncora haya crecido desordenadamente, aún quedan lugares como La Sirena de Juan, en donde el tiempo no pasa y la buena comida nunca falta.

He venido muchas veces a Máncora y a este restaurante, pero nunca he conocido a Juan. Esta vez tampoco lo encontré. Pero siempre, la atención y la comida son extraordinarias. Si llegan y piensan que es un restaurante como otros de la zona, al primer plato notarás que están en un lugar especial. Pan casero y caliente para la bienvenida con un escabeche de berenjenas. Decoración vintage, un ambiente tranquilo y esmerada atención, conforman un espacio de sosiego en plena carretera Panamericana Norte. Los pedidos, cosa rara por esta parte del país (suelen tomarse su tiempo), no se hacen esperar. El tiradito nikkei, una de las recomendaciones de la casa, aparece con fresco atún cubierto por una salsa con sabores a soya, ostión y ajonjolí. Nada que hacer que el pescado fresco es la estrella de la casa. El ácido de la salsa le quita un poco el sabor a oriente pero el resultado es bueno. Para coronar, camote glaseado, ajonjolí crocante y nori en juliana que le aportan textura al plato y finas rodajas de ají limo para el que quiera darle un toque más norteño al bocado.

Seguimos con el atún, ahora grillado en costra de ajonjolí con una salsa de mango, crocantes verduras orientales y un toque de rocoto. Sin duda, este es el sello de Juan y su sirena: el agridulce, el oriental y el picante, en buen balance. El pescado en el término que fue ordenado combina extraordinariamente con un arroz con coco que viene de acompañamiento en un cuenco aparte. Otra de las recomendaciones en La Sirena son los currys. Lamentablemente el Thai Massama, otro de los favoritos de la casa, no estaba disponible. Así que pedimos el curry de langostinos hervidos con verduras frescas como holantao y zanahoria, en una salsa suave y cremosa. Hubiese sido mejor si los langostinos se hubiesen cocido en el curry. La salsa, si bien poco especiada, resulta un poco pesada por la cantidad de crema que hay en ella. Mejor escojan otro plato.

Otra de las especialidades de La Sirena es la pasta rellena. Tiene una carta de ravioles. Todos hechos en casa con ingredientes y sabores peruanos de lo más creativos. Los hay con salsa de chupe y con langostinos o con relleno de seco norteño de cabrito. Pedimos el de ricotta y espinaca con salsa de ossobuco. Sabroso, equilibrado, aunque el ossobuco tenía mucha grasa. La ricota es artesanal de sabor intenso. La salsa cremosa, con pedacitos de carne tierna, mantequilla, crema y parmesano, sale de lo esperado, porque tiene un toque de huacatay fresco recién picado.

Máncora, por alguna razón siempre ha tenido buenos postres: caseros, consistentes y extra dulces. La Sirena se suma a esta tendencia con buenos crocantes de manzana con helado de vainilla, brownies con helado y salsa de chocolate y pies de pecanas bien logrados. Aunque estuvieron deliciosos, hubiese gustado encontrar una propuesta más creativa para salir de lo común. La abundancia de frutas de la zona como el coco, el plátano y las jugosas piñas podrían ser la base para un final más fresco. Buen café espresso para cerrar la noche con una larga sobremesa. Aunque Juan no llegó y nos vamos una vez más sin conocerlo, le agradecemos que siga ahí, en esa casita con viejos objetos, ambiente cálido y sabores entrañables, para hacernos creer que las horas no pasan si hay buenos amigos, buen vino y buena comida.

La Sirena. Av. Piura s/n, Máncora, Piura / T. 073-258-173 / Contacto: juanchichef@live.com

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