70 AÑOS DE LA BONBONNIERE: ¡A TU SALUD, MARISA!
Ya se está trabajando el proyecto de La Bonbonniere en el nuevo aeropuerto, la de Larcomar se está renovando también y hay planes para abrir otra más en La Molina.
Ya se está trabajando el proyecto de La Bonbonniere en el nuevo aeropuerto, la de Larcomar se está renovando también y hay planes para abrir otra más en La Molina.
Escribe Catherine Contreras (IG @catscr1969)
Clásica, elegante y cálida. La esquina más sabrosa de San Isidro cumple siete décadas de fundación vistiéndose de fiesta. Coque Ossio celebra el legado de Marisa Guiulfo mirando al futuro como su madre lo haría: con proyectos y los ojos llenitos de emoción.
Coinciden muchos en que es la terraza más linda de la ciudad, no solo por su calidez, sino porque luce con orgullo unos bien llevados 70 años. Fue una joven pareja de franceses la que abrió en 1953 una entonces discreta pâtisserie, en los bajos de un edificio de estilo europeo entre las calles Burgos, Roma y Tomás Edison, en San Isidro. Monsieur Jean Louis Pinaud, siempre vestido de saco y boina, y madame Suzanne Garda instalaron La Bonbonniere en este barrio tranquilo, donde vivía también Paula Zender, tía de nuestra querida y recordada Marisa Guiulfo, responsable de que la magia ocurra en ese preciso lugar.
Cuenta Coque Ossio, su hijo, que Marisa conoció a monsieur Pinaud siendo ella aun pequeña. Tendría 15 años, quizá menos, cuando se le hizo costumbre ir a la pâtisserie de la esquina a escoger galletas de los pomos de vidrio. “Ella se enamoró de esos pomos. Años más tarde, ya con su negocio de catering, mi madre le encargaba a La Bonbonniere algunos bocaditos dulces y salados para sus eventos. Fue un día que iba a recoger un pedido cuando monsieur Pinaud le dice que quiere vender La Bonbonniere y que le gustaría mucho que fuera ella quien la adquiera. Le preguntó si los pomos de galletas estaban incluidos en la venta y él le dijo que sí, con lo cual se dieron la mano y lo demás es historia”. Marisa compró el salón de té en 1994, pero en 1997, debido a la toma de la residencia del embajador de Japón, a pocos metros de allí, se vieron obligados a cerrar. La Bonbonniere replegó sus toldos por algunos años, en los que Coque y su madre continuaron su labor: juntos abrieron Ambrosía en Lima, y él fundó en Cusco el MAP Café y el Inca Grill, con Cusco Restaurants.
La esquina de Burgos reabrió en 2004. Las grandes sombrillas rojas se extendieron nuevamente y sus botellones volvieron a lucir orondos y pulidos, rebosantes de galletas. El olor de sus croissants y sus brioches inundó otra vez la esquina; sus Saint Honoré, sus éclair se lucieron en bandejas, y sus ponderaciones, el postre favorito para una tarde perfecta. Coque incorporó la experiencia que lograron en Le Bistrot de Mes Fils con clásicos platos franceses y también peruanos, tanto en lo dulce como en lo salado. La Bonbonniere creció y pasó a ser mucho más que un salón de té. Un espacio familiar, para cualquier hora del día, acogedor, colorido y feliz, que creció llevando sabor a otros rincones.
Será porque a Marisa le encantaba viajar -y lo hacía acompañada de los que más quería- que en 2009 la célebre banquetera dio el sí a un nuevo local de La Bonbonniere en el aeropuerto, y años después se expandió a Larcomar. Allí, frente al mar y con la vista de los mejores atardeceres del mundo, Marisa Guiulfo trasladó un poco de su playa preferida, el azul Pucusana, la mesa compartida y la celebración.
Mucho antes de la pandemia La Bonbonniere también abrió varios locales más, en el Strip Mall Balboa (Miraflores), en la avenida Primavera (Chacarilla, Surco) y en el Centro Comercial Jockey Plaza. Cuando el confinamiento para evitar la propagación del Covid 19 obligó a todos los locales a cerrar, el café restaurante atinó a reinventarse fortaleciendo su servicio de delivery. Coque y Marisa, con su innegable experiencia de banquetera, fueron los grandes directores de esa orquesta que día a día producía delicias, esta vez para disfrutar en casa. Y así pudieron sortear otro inesperado obstáculo en su historia.
El gran lema de Marisa resuena hoy más que nunca. El próximo 4 de diciembre se cumplirán dos años de su partida, pero sus ojos celestes, su gran vitalidad y su sonrisa bella nos animan a celebrar los 70 años de su rincón más querido, La Bonbonniere. Y es como si ella misma hubiera dirigido todo el preparativo para tan importante aniversario. “Luego de trabajar el proyecto de Le Coq (el nuevo restaurante de Coque Ossio) con el entrañable amigo de mi madre, Eduardo de las Casas y su socio Orry Dajes, en el cual su recuerdo e influencia estuvieron muy presentes, decidí arreglar con ellos La Bonbonniere. Ponerla linda en homenaje a mi madre”, nos cuenta Coque, sobre la remodelación que realizaron unos meses atrás. “Su retrato está en una posición en la que recibe a los clientes y todo el local se renovó manteniendo el mismo estilo, pero todo de estreno: laqueamos, retapizamos, pintamos, pulimos pisos, cambiamos baños, toldos nuevos, mejoramos la iluminación e incorporamos algunos muebles que eran de la casa de mi madre a la decoración. Quedó muy linda, estoy seguro que ella está muy contenta”.
Y claro que debe estar feliz, Marisa. Porque en La Bonbonniere ese estilo suyo es imposible de borrar, como tampoco sus sabores más clásicos. “El steak tartare, nuestro carpaccio, la ensalada de pavo, el lomo saltado, los éclair y muchos (platos) más son inamovibles”, reconoce Coque, quien aun así sigue presentando especiales que poco a poco va incorporando a la carta como novedades. Y hablando de cosas nuevas, el empresario gastronómico nos cuenta algo más: “En este momento estamos trabajando el proyecto de La Bonbonniere en el nuevo aeropuerto, la de Larcomar se está renovando también y tenemos planes para abrir otra más en La Molina”.
Puede que La Bonbonniere también llegue a Santiago de Chile, si todo va viento en popa con un operador que está interesado en llevarla más allá de nuestras fronteras. Y esperemos que así sea, que siga creciendo y compartiendo el legado de Marisa Guiulfo con ese espíritu de celebración que ella siempre compartió. Larga vida a La Bonbonniere.
San Isidro: Calle Burgos 415 / Larcomar: Malecón de la Reserva 610, Tienda 242, Miraflores / Aeropuerto Jorge Chávez: Sala de Embarque Internacional, Puerta 21, El Callao. En su Instagram pueden revisar los horarios de cada local: @labonbonniereperu.
Cada vez son más las personas que optan por un estilo de vida vegano o vegetariano y no por eso deben renunciar al panetón.
Leer másDespués de evaluar una cantidad record de más de 1300 muestras de vinos, estos son los medalleros 2024.
Leer másFinalmente, este 4 y 5 de octubre se celebrará la competencia para elegir al ganador de la nueva edición.
Leer más