COMERSE IQUITOS
Iquitos no para de crecer, y si bien mantiene los lugares tradicionales para saciar el hambre, también hay otros nuevos y esos que solo conocen los lugareños.
Iquitos no para de crecer, y si bien mantiene los lugares tradicionales para saciar el hambre, también hay otros nuevos y esos que solo conocen los lugareños.
Escribe Paola Miglio (@paolamiglio)
Iquitos no para de crecer, y si bien mantiene los lugares tradicionales para saciar el hambre, también hay otros nuevos por descubrir y unos que solo conocen los lugareños. Acá van cinco.
CLÁSICO FITZCARRALDO
Ubicado en Napo 100-116, lleva el nombre de la película y ofrece una carta tradicional y bastante clásica. Hay, sin embargo, algunas cosas que resaltar: las porciones están bien servidas, la chonta es fresca y puede encontrar carnes peculiares. Decántense por aquella que no está en peligro y respeten las vedas. El lagarto, por ejemplo, que crece en criaderos, es una carne dócil y sabrosa, parecida a la de pollo, y la preparan con una agradable salsa de maracuyá. Ni si quiera intenten con el motelo y manténgase alejados del paiche cuando esté prohibido comerlo.
AMAZON BISTRÓ
Este local ya tiene algunos años y mantiene su calidad y buena onda. Es bien pero bien francés y se encuentra a orillas del río Itaya (Malecón Tarapacá 268). Para preparar sus recetas, los dueños traen ingredientes directo desde Francia y Lima, así se pueden encontrar buenos quesos de cabra y un pan de la casa bastante bien logrado. Pidan el piqueo francés compuesto de tostadas con vegetales frescos, queso de cabra y terrine de zanahoria, coliflor y espinaca; el croque madame (pan casero, jamón y queso gruyère a la parrilla y gratinado) o las costillas con las tradicionales frites. No se vayan sin probar el postre: mousse de chocolate o un contundente fondant.
LA BLANQUITA
Este tradicional restaurante funciona todos los días desde las cinco de la tarde (calle Bolognesi 1181) y es uno de los más conocidos de la ciudad. Su impecable sazón se ha hecho conocida hasta más allá de las fronteras de Loreto, e incluso reconocidos chef del mundo han llegado a probarla. Sus humitas, juanes y ninajuanes son muy buenos, y si el paiche no está en veda pueden pedir el paichipango, receta típica de las casas loretanas que consiste en pescado salado hervido.
LOS MERCADOS
En el mercado de Nanay las vianderas atienden desde el desayuno y todos los días. En las parrillas asan doncellas y zúngaros, cuyas pieles quedan crocantes y doradas, hay también gamitanas y brochetas de macambo, deliciosas semillas que saben a maní; suri (larva de coleóptero que vive en los árboles de aguaje) para comer vivo y en brochetas, tacacho con cecina en bola y en temporada, refresco de camu camu por litros. El suri a la parrilla sabe a nuez y es crocante; el vivo es más lechoso y de textura rugosa, pidan al vendedor que le saque la cabeza para que no amargue el cuerpo. El mercado de Belén es otra aventura, ahí encontrarán más: no solo vianderas, sino también una gran variedad de insumos frescos y de temporada. En cada una de sus esquinas hay sorpresas: la vendedora de suri asado, la de jugos recién hechos, la de ponche de huevo batido al instante y bien espumoso. El pasaje de los pescados exhibe chiripiras y panchinas, gamitanas y docellas, zúngaros y chambiras. En época de no veda hay también paiche enrollado, seco y salado. Para cerrar, el pasaje Paquito, donde se concentran los brebajes naturales hechos de aguardiente, aquellos licores para levantar el espíritu y la potencia, como levántate Lázaro o rompecalzón. O si los beben en exceso, para dejarlos KO.
CUATRO DATOS
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