EL OJO DEL COMENSAL: LA CENA DE LOS CLAUNS

Escribe Carlos Carlín (IG @carloscarlinfof)

La cena navideña es, para la mayoría, el evento central de esta celebración. Este año le pregunté a amigos muy queridos de Pataclaun cómo recuerdan sus cenas navideñas. Todos tienen recuerdos y una historia diferente.

Cuando llega la Navidad me asalta una sensación de nostalgia. De niño por ejemplo, todo en Navidad me daba pena, incluso la cena y, de ella, lo que más pena me daba, era el puré de manzana, más aún si tenía un guindón encima: nadie comía ese puré, terminaba abandonado en el bowl y el guindón hundiéndose en el centro. Moría. La cena navideña es, para la mayoría, el evento central de esta celebración. Esta vez le pregunté a amigos muy queridos cómo recuerdan sus cenas navideñas.

Navidad Pataclaun. Los recuerdos de sus integrantes reviven hoy.

Carlos Alcántara me dijo que en su mesa no era el pavo el protagonista, sino el pollo a la brasa y que Chabela, su mamá, ponía rodajas de camote buscando reemplazar las tajadas de pavo. En las navidades de Johanna San Miguel hay un antes y un después. Cuando su hijo era chiquito el espíritu navideño estaba muy presente. Comenzaba con anticipación con la decoración de toda la casa y terminaba con una cena de revista. Hoy que su hijo tiene 20 años confiesa “las tajadas de pavo, el puré de manzana y el arroz árabe lo compro en Wong y listo”. La Navidad es para los niños, sentencia.

Navidad Pataclaun. Gonzalo Torres, Montserrat Brugué, Wendy Ramos. Carlos Carlín, Johanna San Miguel y Carlos Carlón celebrando en Pataclaun.

En la familia de Gonzalo Torres tenía una curiosa tradición familiar: “cóctel de langostinos’ como entrada en la cena. Cree que es una costumbre heredada de sus abuelos maternos. En la casa de los abuelos de Monchi Brugué, el pavo navideño se servia en sanguchitos y nunca faltaban nueces ni pecanas. Para Wendy Ramos su cena ideal es “pavo en tajadas con su juguito, tamal de la señora de la esquina de Metro de Barranco, el arroz árabe que hace mi hermana Sonia y una ensalada con verduras y frutas que hacía la nonna Edna. Si al final me das panetón y chocolate caliente como el que hacía mi papá, se multiplica mi felicidad“, afirma.

Lo importante de esta celebración no es el pavo ni el pollo ni el puré de manzana. Lo importante, creo, es la oportunidad de compartir la mesa con esa gente a la que nunca te has atrevido a decirle cuanto la quieres. Regálate eso esta Navidad.

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