LA GUÍA DE BARES: EL PERÚ DE LOS DESTILADOS
Espirituosos peruanos, producto de una cuidada destilación y procesos, revelan su delicada fineza en una amplia tipología y estilos que celebran nuestra biodiversidad.
Espirituosos peruanos, producto de una cuidada destilación y procesos, revelan su delicada fineza en una amplia tipología y estilos que celebran nuestra biodiversidad.
Escribe Redacción El Trinche (IG @eltrinchecom)
¿Quién dice que los destilados no pueden cambiar, mutar, modernizarse hasta el punto de volverse atrevidos, contestatarios, divertidos y sorprendentes? Marcando tendencia, se han diversificado como flores en primavera. Espirituosos, producto de una cuidada destilación, revelan su delicada fineza en una amplia tipología y estilos que, sin renunciar a la pureza, se abren a ingredientes naturales propios del entorno. Un diálogo perfecto entre experiencia, tradición y biodiversidad.
El mercado de sabores se amplió considerablemente cuando los productores artesanales decidieron echar mano a la despensa nacional. En un caso las estrellas fueron frutos como el tumbo, el aguaymanto, la tuna, el pacae, el limón rugoso y la mandarina verde, que aportan frescura y acidez al producto final. En otros se apeló al mundo herbáceo con hojas tan aromáticas como el cedrón, la hierbaluisa, el boldo, la muña y la vainilla amazónica. Los ajíes, tanto de la costa norte como de la sierra sur y la Amazonía, entran al alambique para contagiar sus notas picosas. La profundidad la dan el cacao y las maderas regionales como la copaiba, el capulí y el nogal; la dulzura llega con la miel de abejas meliponas de la ceja de selva.
Y así, de los Andes peruanos, por ejemplo, nace un vodka de papas nativas y otro de quinua y trigo; un elixir de altura que suma la complejidad de 12 botánicos y hasta un whiskey hecho con maíz morado. Del valle de Curahuasi, en Apurímac, un aguardiente de caña que es pura energía. En la hermosa Caraz, rodeada de las cordilleras Negra y Blanca en las alturas de Áncash, la tierra provee agaves y magueyes silvestres con los que se produce un destilado con carácter. De las cálidas tierras de Lambayeque y sus centenarios ingenios azucareros nace un ron envuelto en un aura de exclusividad. Y en una Lima que desde la costa mira la Amazonía infinita, surgen destilados al estilo London Dry Gin, pero que adquieren identidad propia en el uso de frutos y botánicos autóctonos.
Con estos y otros productos artesanales, la coctelería nacional se hace cada vez más sofisticada, más compleja y con un horizonte de crecimiento inimaginable. Siempre bajo los preceptos de sustentabilidad y respeto por el ambiente; un enfoque que aprovecha al máximo los ingredientes, desde las cáscaras hasta las pulpas, pasando por hojas, semillas y ramas, ya sea para decoración o para elaborar infusiones, siropes y zumos. En la mixología todo sirve, todo se aprovecha. El mundo de los destilados artesanales abre las puertas de una cultura para brindar por un país que lo tiene todo para compartir.
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