UN MUNDO SIN BASURA EL SUEÑO DE PIPO REISER

Escribe Daniel Quintero (IG @danielquintero) / Foto Polina Tankilevitch

Mientras más grande es la ciudad, más grande es el problema de los desechos de sus habitantes. Conversamos con Pipo Reiser, cofundador y director de Alianzas de Sinba, un emprendimiento que busca un mundo #SinBasura.

En 2016 nace Sinba con la idea de darle un repropósito a los desechos de restaurantes y hoteles y así reducir el ya colapsado sistema de relleno sanitario, que en la actualidad ocupa más de 1300 hectáreas solo en Lima. El proceso de afiliación de Sinba es simple: un restaurante se inscribe en el programa y recibe una capacitación para poder separar los desechos y tachos identificados para que Sinba pueda procesar el 90% de los desechos, clasificados entre orgánicos, vidrios, plásticos, papeles y aceites.

¿A dónde van a parar estos productos? Los desechos, como vidrio, papel, plásticos y aceites, se llevan a plantas procesadoras para su reutilización o reciclaje; los desechos orgánicos se procesan en una planta propia en la que se convierten en ingredientes húmedos para la elaboración de alimento balanceado de animales (con la adición de otros componentes nutricionales) y fertilizantes. Se reciben todos los orgánicos, incluidos los del salón, ají y cítricos, solo que estos últimos van a compostaje en lugar de alimento animal.

Con la llegada de la pandemia y el cierre por meses de los restaurantes, ¿que pasó con Sinba? El cambio de la forma de consumo impactó no solo a la industria de la restauración, sino también la forma de relacionarnos con la cocina, muchos empezaron ha tener más actividad en casa, lo que generó mucha más basura, tanto de preparaciones propias como de contenedores descartables. Por otro lado, las exigencias mundiales hacen que las grandes empresas y hoteles vean la necesidad de reducir su impacto ambiental, por lo que Sinba es un aliado perfecto en la disposición de desechos.

¿Cómo funciona Sinba con los hogares? Desde hace un año se creó Hogares #sinbasura, un servicio diseñado para que en casa se puedan manejar los desechos, estos van directo a convertirse en abono. Se envía a casa de los afiliados un pack que incluye un balde con aserrín para que los desechos orgánicos no generen ningún tipo de olor, se hace un recojo semanal de estos, así como de desechos inorgánicos, para que cerca del 90% se recicle y no vaya a parar a un relleno sanitario.

¿Qué zonas atiende Hogares #sinbasura? Se atiende casi todo Lima, 15 distritos diferentes distritos, desde San Martin de Porres a San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo y Villa el Salvador y todo lo que está en el centro; además, si en una manzana hay más de un afiliado, el costo de recolección se reduce, por lo que mientras más familias se sumen a la iniciativa, más se benefician todos.

¿Y los restaurantes? Lamentablemente muchos de los afiliados no han vuelto después de la reapertura de los negocios; sin embargo, Sinba todavía cuenta con más de 30 restaurantes, además de hoteles, centros comerciales y concesionarios de comidas.

¿Que planes a futuro? Sinba está en desarrollo una extensión de su planta de tratamiento que permitirá deshidratar y convertir en harina el subproducto que se utiliza para el alimento de animales, el cual pasará de tener una vida útil de cinco días a meses, esta planta llevará el nombre de BioFábrica.

Al cierre de esta nota conversamos además con algunos restauradores que ya no están usando el servicio de Sinba y les preguntamos el por qué de esta decisión. Las razones son válidas, por un lado, el costo de manejo de desperdicios en este momento es algo que en una industria que sufre la reducción de aforos puede ser difícil de pagar, sobretodo cuando el manejo de desechos lo hacen las municipalidades y el Ministerio de Ambiente como parte del pago de los impuestos. Por otro lado, con el grave problema de rotación de personal que se exacerbó después del cierre de los negocios, es complicada la capacitación correcta clasificación de los desechos, de forma que no exista contaminación cruzada y realmente se puedan usar el material, porque cosas tan simples como el ají o las pieles de cítricos cambian la estructura del desecho y no se puede procesar correctamente. Desde el Trinche creemos que las 1300 hectáreas que se usan hoy de relleno sanitario deberían reducirse, pero es también responsabilidad del Estado, del Ministerio del Ambiente, apoyar estas iniciativas y hacerlas más asequibles a todos.

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