MARTHA PALACIOS: LA COCINERA QUE EL PERÚ MERECE

A los 10 años Martha Palacios ya estaba metida en la cocina. Su papá, don José Palacios, cusqueño, dejó un trabajo en Centromín que había mantenido por años para radicar en Lima con su familia. Como a don José siempre le había gustado cocinar y comer bien, abrió un local de menú en el jirón Junín, en el centro de la ciudad: se llamó El Túnel. Allí despertó en Martha la curiosidad por los fogones. A los 15 años, Martha se fue a Japón, donde vivían su hermana mayor y una prima. Trabajaban en una empresa de paneles para construcción. Su objetivo era juntar dinero para luego estudiar. Su padre quería que fuese abogada o doctora, y que vaya a la universidad como su mamá, doña Norma Romero, pero Martha solo pensaba en cocinar.

Para felicidad nuestra Martha regresó al Perú y se convirtió en la chef, alma y corazón del restaurante Panchita durante muchos años. Desde su encantadora discreción, picardía inesperada y risa contagiosa, esconde una de las mejores sazones criollas que tenemos, capaz de recrear desde los platos más tradicionales hasta complejas recetas caseras de la Lima antigua. Hoy, luego de una larga aventura en Estados Unidos, donde ya vive con la familia reunida, regenta nuevos dominios: Jarana Aventura (Florida), restaurante que monta con sabor y sazón el espíritu del Perú. Jarana es pues lo que lleva en la sonrisa Martha y lo que prepara para nosotros y curiosos en sus fogones de allá por el norte. Porque todo el mundo se merece un poco de Martha, es lo justo.

MARTHA PALACIOS: THE CREOLE CHEF PERU DESERVES

At age 10, Martha Palacios was already involved in the kitchen. Her father, Don José Palacios, a native of Cusco, left a job at Centromín that he had held for years to move to Lima with his family. Since Don José had always liked cooking and eating well, he opened a small restaurant on Junín Street, in the city center, called El Túnel, where Martha’s curiosity for cooking sparked. At 15 years old, Martha went to Japan, where her older sister and a cousin lived. They worked at a construction panel company. Her goal was to save money to study eventually. Her father wanted her to become a lawyer or doctor and to go to university like her mother, doña Norma Romero, but Martha only thought about cooking.

To our delight, Martha returned to Peru and became the chef, soul, and heart of the restaurant Panchita for many years. With her charming discretion, unexpected wit, and contagious laugh, she conceals one of our best traditional flavors, capable of recreating everything from the most traditional dishes to complex homemade recipes from old Lima. Today, after a long adventure in the United States, where she now lives with her reunited family, she manages a new domain: Jarana Aventura (Florida). This restaurant brings the spirit of Peru to life with flavor and seasoning. Jarana is what Martha carries in her smile and what she prepares for us and the curious in her kitchens up north. Because everyone deserves a bit of Martha, it’s only fair.

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