LA NUEVA COLMENA DE LADY BEE

Escribe Daniel Quintero (IG @danielquintero)

Lady Bee se mudó a Barranco. Su barra ahora es un círculo completo: una colmena viva donde ingredientes, productores y diseño se articulan en un lenguaje común, la coctelería — y comida — basada en el producto. Y en este nuevo capítulo, el espacio mismo se convierte en parte esencial del relato.

Tras posicionarse en el puesto 16 de la lista 2024 de The World’s 50 Best Bars, Lady Bee se mudó a Barranco, distrito lleno de arte, gastronomía y cultura. “Nos costó mucho conseguir un local que cumpliera con todo lo que deseábamos –cuentan los fundadores, Gabriela León y Alonso Palomino, junto con la arquitecta Adriana Fløistad, encargada del desarrollo-, hasta que finalmente encontramos este edificio, que al inicio se sentía frío, poco acogedor para un bar”. Ese obstáculo se convirtió en oportunidad, el equipo liderado por León y Palomino, junto con la jefa de sala Alejandra León, transformó el espacio en algo íntimo y orgánico. “La idea era que te abrazara, como entrar a un panal”, confirman.

LA ESTRUCTURA DEL PANAL

Lady Bee. Cóctel Lullo y charapita, pan de lúcuma / Photo Camila Novoa.

Adriana Fløistad, de Fløistad Design, tuvo el encargo de inspirarse en los panales de abejas meliponas, como la abeja señorita. La metáfora se materializa desde el ingreso. El salón tiene tres barras: una al centro donde se genera la experiencia de coctelería clásica y detrás dos, una que llaman Festejo, desde donde salen cócteles de autor de la carta Polinización, y otra Garnish, donde se le dan los toques finales a cada cóctel. Al fondo, a la vista de todos, el área de producción. La distribución del espacio es 70% producción; la capacidad de atención es casi el doble del local de Miraflores, por lo que ahora albergan a 38 comensales por turno. Además, gracias a esta visión de priorizar el área de trabajo, “hay más comodidad para trabajar, lo que se traduce en más comodidad para seguir creando y avanzando”, destaca Gabriela León.

Más allá del concepto, hay un rigor técnico inusual en la arquitectura. La barra fue diseñada en colaboración directa entre la arquitecta y Alonso Palomino, calculando cada detalle, desde los equipos de frío a los acabados, buscando proveedores locales e internacionales. “No solo se trata de aterrizar las ideas del bartender -dice Adriana-, sino de convertirlas en un sistema funcional que esté a la altura de un estándar mundial”. Suelos de Cosentino y superficies de dekton de alta durabilidad y baja porosidad; revestimientos de madera Alpi, por Konstantin Grcic; muebles diseñados por la propia arquitecta, entre los que se incluyen grifos de baño en colaboración con Dyson, todo pensado para imprimir personalidad al espacio, a tono con la creatividad del equipo, además de resistir el paso del tiempo y el ritmo del servicio.

INGREDIENTES CON VOZ

Lady Bee. Boulevardier de coco y hierba luisa / Foto Camila Novoa.

En Lady Bee, cada cóctel parte de una premisa: “si decimos que sabe a sachatomate, tiene que saber a sachatomate”. Para lograrlo, el equipo viaja varias veces al año por el país, buscando ingredientes, dialogando con productores, entendiendo ciclos y memorias. En lo que va de 2025, han estado en Quillabamba y en Huayopata, dos zonas clave para el cacao y el té en Cusco, integrando esos sabores a su carta. La chef Gabriela León, al frente del área de I+D, lo resume así: “llevamos un registro de viaje, construimos relaciones y reconocemos a cada productor en el menú, de este modo los productores son coautores de cada preparación”.

Así nacen el Oca Mashua, un cóctel con un perfil seco y mineral, elaborado con un destilado andino de oca roja, mashua y tubérculos encurtidos, cultivados por el agricultor Manuel Choqque de Chinchero (Cusco); Mishkina Tumbo Albahaca, una propuesta herbal y afrutada que resalta ingredientes provenientes de bosques amazónicos que cubren más de la mitad del territorio peruano; y 3 Sips Martini, elegante martini preparado con gin, jerez, vermú seco y agua de mar, que se acompaña para tomar de tres sorbos con tres ingredientes: aceituna arequipeña del Valle del Yauca, lechuga de mar recolectada en playa Mendieta (Ica) y huevas de trucha de Arapa (Puno). Uno más, el Acholado Cacaotal, hecho con dos piscos y chocolate peruano, que resalta la complejidad y el carácter aromático del cacao del país. El primer sorbo te cuenta la historia.

En paralelo al servicio habitual, Lady Bee trabaja en un nuevo menú de degustación centrado en la coctelería, donde la comida acompañará al mismo nivel de la experiencia de cócteles. Es un movimiento lógico para un equipo que lleva años rompiendo los límites entre barra, cocina, investigación y narrativa. La nueva sede no es solo más grande, es más coherente. Un lugar donde el diseño permite que la filosofía de Lady Bee se exprese de manera más fluida. Extrañaremos las flores de neon, pero brindamos por el crecimiento de los jóvenes talentos.