ODA A LAS SOPAS CASERAS: SI AMAS, SIRVE SOPA, LA SOPA ES AMOR A CUCHARADAS
Camaradas de la cofradía del cucharón, es tiempo de dedicar unas líneas a nuestras queridas sopas y rendirles un homenaje cuando la noche invernal golpea.
Camaradas de la cofradía del cucharón, es tiempo de dedicar unas líneas a nuestras queridas sopas y rendirles un homenaje cuando la noche invernal golpea.
Escribe Heine Herold / Foto Portada Brooke Lark
Caldos, cremas, chupes, pucheros, aguaditos, consomés, cazuelas, concentrados, parihuelas, sancochados, patascas, inchicapis, chupines y un largo etcétera de sopas poderosas para calmar este frío criminal.
Camaradas de la cofradía del cucharón, es tiempo de dedicar unas líneas a nuestras queridas sopas de sabor nacional y rendirles un homenaje por estar con nosotros cuando la noche invernal golpea duro, por hacernos sentir el beso de mamá en ese caldito que inicia el almuerzo o por darnos la energía suficiente para empezar la jornada gracias a su contundencia.
Me declaro públicamente un ferviente sopero, lo he sido desde los linderos de mi memoria. Mis primeros recuerdos se remontan a la antigua casa de San Antonio, donde mi hermana y yo, prolijos y listos para la cama, esperábamos a que mamá apareciera con la sopita de las buenas noches, ese recuerdo tal vez sea el inicio de mi devoción por la cuchara.
En casa siempre se ha dicho que sin sopa no hay almuerzo, tampoco se concibe un chifita sin iniciar el ataque con una sopa wantán. Somos soperos, seámoslo siempre y sin quererlo, guardo sentimientos compasivos para quienes ese placer les es esquivo y se resisten, bajo el síndrome de Mafalda, a entregarse al máximo disfrute hogareño conocido, las sopas. Foto Irina.
Como en casa siempre hubo la costumbre de consumir sopas hasta cuando el verano quemaba con más fuerza, conocemos un gran repertorio de recetas, algunas de la cocina auroral, otras de origen forastero y otras, las queridas de siempre. Chairos, patascas, chaques, asado de papas, chupes de huertas serranas, cremas infinitas, pucheros, son solo algunas muestras y mis preferencias son diversas, desde un caldo de choros, hasta una sopa de avena tostada con salchichas, pasando por una humilde crema de papas y terminando en una poderosa parihuela de tramboyo, con escala en las clásicas chiferas y podríamos hacer un libro al respecto. Foto Jason Leung.
El Perú tienes miles de recetas de sopas y sopones y en muchas regiones, cuando hay algo que celebrar, se sirve sopa, como el caldo de cabeza, la timpusca, la patasca, la sopa chola o la teóloga, por citar algunas. Escribo esto, de hecho, con una tacita de sopa de pollo, cuyo solo aroma me llena de felicidad, nostalgia y fuertes sentimientos familiares. Algunos comedores se hicieron famosos por alguna sopa en particular. Recuerdo con alegría la sopa criolla del Superba o el concentrado de cangrejos de Mi Perú o el sancochado del Torito. Un capítulo aparte merece la sopa más popularizada del país, el caldo de gallina y los hay memorables. El invierno ha llegado, es más cruento cada día, cucharas en ristre. Si amas, sirve sopa. La sopa es amor a cucharadas.
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