20 AÑOS DE PACHACÚTEC: VIDAS LLENAS DE SUEÑOS CON SUEÑOS HECHOS REALIDAD
Nuestra colaboradora Rocío Heredia nos cuenta sobre su paso por la Escuela de Cocina Pachacútec, recuerda en este aniversario las vivencias de tres estudiantes.
Nuestra colaboradora Rocío Heredia nos cuenta sobre su paso por la Escuela de Cocina Pachacútec, recuerda en este aniversario las vivencias de tres estudiantes.
Escribe Rocío Heredia (IG @roherediarce)
Me emociona llegar al Campus Pachacútec después de tanto tiempo, en búsqueda de abrazarte por tus 20 años de creación y 14 años de la fundación de la mágica Escuela de Cocina, lugar por el que entregué todo y recibí tanto.
La Escuela de Cocina, se encuentra en un oasis, con vista al mar, con un sol que iluminó y albergó con buena energía la toma de decisiones que transformaron las vidas que estuvieron en ese lugar. Encontrarme con los egresados es como verme reflejada en varios espejos, mirarlos, escucharlos, me enorgullecen y me hacen sentir que el tiempo en el que estuve a su lado no fue en vano. Acá les cuento tres de muchas historias de éxito.
Recuerdo la dulce sonrisa tímida de Elena Romero (foto de portada), reflejada en esos tres años de pequeña aprendiz, cuando se escapaba a la casa de su vecina para jugar con masa de maicena o harina y aprender a hacer alfajores, tartitas o todo aquello que podía dar forma en sus pequeñas manos. Llegó a la escuela a la edad de 15 años, decidida y segura de querer estudiar la carrera de cocina, pero fue durante su segundo ciclo en el que conoció a la más extraordinaria profesora de pastelería que ha tenido la escuela, ella se llama Rosa Reyes, conocida por todos como “La Tía Rosa”. La persistencia, delicadeza, pasión y seguridad que les inculcó fue el ingrediente primordial en cada postre o pastel delicioso que sirvió de inspiración para que Elena se entregue de lleno al mundo de la pastelería.
La experiencia adquirida en La Mar, Papachos, Madam Tusan, Astrid&Gastón y, finalmente, llegar a la planta de producción de Tanta, le sirvieron para crear hace cinco años un taller de pastelería, que posee un canal en youtube en el cual comparte los secretos aprendidos. Hizo realidad uno de sus sueños al crear su marca personal llamada Carele Sweet Cravings. Sus ahorros y pasión por la pastelería la llevaron en 2021 hasta Alicante (España) para realizar el Master de Paco Torreblanca, aprendiendo nuevas técnicas y tendencias que le han servido para incorporar a su pastelería. Le pregunto a Elena, «¿qué dejó en ti tu estadía por la escuela?», y me responde «me brindó disciplina, responsabilidad, puntualidad, orden, limpieza, amor, perseverancia y pasión».
Una mirada brillante llena de ilusiones, con ganas de conquistar el mundo, refleja quien es Alessandra Gonzáles, siempre orgullosa de que sus raíces tengan ese sabor amazónico heredado de sus padres. Su familia fue siempre el eje primordial que le dio el empuje necesario para salir adelante. Inició sus prácticas en diferentes restaurantes, como Tanta, Mayta, Anticuchería La Tía Grimanesa y La Mar, adquiriendo la experiencia necesaria que le sirvió para cruzar el océano en búsqueda de nuevas oportunidades llegando a trabajar al Hotel Marza Malaz Kempisky (Doha, Qatar) durante un año. Viajó a Sao Paulo al Verisimo de Brasil, luego a México al restaurante Legendaria, lugar en el que decidió extender sus raíces para llegar a quedarse y consolidarse en este país como chef principal del restaurante Pisco, en el que trabaja desde hace más 5 años, al mismo tiempo que realiza una asesoría en una franquicia llamada Sushiito.
Alessandra me dice que la escuela le dejó mucho aprendizaje, tanto en su vida personal y profesional, rescata el valor de la humildad, la hermandad y unión inculcada entre sus compañeros, se emociona la decirlo. Siempre recuerdo cuando nos decían “por más lejos que llegues, nunca olvides de dónde vienes”. Se siente feliz de retribuir lo recibido enseñando la gastronomía peruana y trasmitir nuestra cultura la llena de mucho orgullo. Parte de sus sueños están cumplidos, se casó, tiene una hermosa niña llamada Thais y una vida profesional plena y de la cual se siente orgullosa, pues considera que el trabajo que viene desarrollando lo realiza con pasión y corazón.
Guerrera, avasalladora, inteligente, segura y honesta así es Marisabel Figueroa, quien creció rodeada de ollas y sartenes. Su abuelita, natural del Cusco, tenía una picantería. Me cuenta que la recuerda cocinando de madrugada para dejar todo listo, «tanto amor nos brindaba, que siempre nos hacía sentir rebosantes de felicidad. Ella sembró en mí toda la vocación por la cocina». A los seis años era su sombra: la acompañaba al mercado mayorista aprendiendo a conocer los productos que gracias al fuego se convertían en deliciosos platos. A los 15 años la matricularon en un taller de cocina y repostería, a los 18 años viajó a Venezuela para trabajar en la cocina de un negocio familiar. Al regresar al Perú decidió estudiar la carrera de cocina en la Escuela Pachacutec, y mientras estudiaba pudo realizar prácticas en los restaurantes de la Corporación Acurio. Al terminar su carrera ingresó como practicante a la La Red y Astrid&Gastón-Casa Moreyra, para finalmente ser contratada en ambos lados.
Sus ganas de conquistar el mundo eran tan grandes que su mente y corazón buscaron el camino, logrando viajar hacia Qatar. Hace siete años Marisabel se encuentra en Dubai. Ha trabajado en Toro Toro, Totora, Hotel Tryp by Wndham, Palapa, The Arts Club. Ha podido conocer más sobre la cultura de este país e introduciendo todo lo aprendido y fusionando sus platos con los nuestros. Actualmente se encuentra trabajando en la apertura de un nuevo concepto nikkei llamado Onze. «Mi tiempo en la escuela fue inolvidable y me da orgullo decirlo, es que no solo era estudiar o cocinar, también éramos conscientes del antes y del después, desde barrer hasta sembrar una planta, en su momento no lo entendía hasta después de unos años. La importancia de los valores como persona ante la vida. La escuela de cocina nos preparó para el mundo de forma completa. Dentro de cinco años me veo con mi propio negocio al lado de mi familia, y retribuyendo todo el apoyo que recibí en mi camino.
Hacer a alguien feliz, no es difícil si te das, si das todo tal vez sin recibir, lo podrás comprobar
Y es que tú no estás solo, yo te quiero de verdad, no estamos solos, da tu mano a los demás.
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