ENÓLOGO DE QUEIROLO, LUIS GÓMEZ, ENFILA EL VINO BLANCO PERUANO AL RANGO DE ALTA GAMA
La línea Intipalka de Viñas Queirolo le sube el volumen a la calidad de sus ejemplares secos, para tal fin, sumó al argentino Luis Gómez como jefe de enólogos.
La línea Intipalka de Viñas Queirolo le sube el volumen a la calidad de sus ejemplares secos, para tal fin, sumó al argentino Luis Gómez como jefe de enólogos.
Escribe Vanessa Rolfini (@rutasgolosas)
La línea Intipalka de Viñas Queirolo le sube el volumen a la calidad de sus ejemplares secos, para tal fin, sumó al argentino Luis Gómez como jefe a su equipo de enólogos, quien después de tres años de una labor que ha comenzado en los viñedos, presentó con orgullo las cosechas 2020 y 2021 de la variedad Sauvignon Blanc.
El enólogo argentino Luis Gómez llegó a Perú entusiasmado por una propuesta y una posibilidad irresistible. La primera era hacer vinos de alta gama de la mano de una de las bodegas con más tradición en nuestro país, Viñas Queirolo; y la segunda, formar parte de los pioneros que le suben el volumen a la calidad del vino peruano, llevándolos a la categoría de alta gama. “Las bases estaban, viñedos organizados y cuidados, ubicados en excelentes zonas, las parcelas estaban identificadas, solo había que ajustar la ubicación de algunas vides. No esperaba encontrar los recursos tecnológicos con los que cuento, incluso mejores que los de algunas bodegas con las que he trabajado antes. Sentí que todo estaba para dar una vuelta de rosca”, expresa.
Gómez se estableció en Perú en 2018, narra que el trabajo en la viña ese año estaba muy adelantado cuando llegó, así que se limitó a hacer las intervenciones de rigor. No perdió el tiempo y comenzó a hacer los ajustes para que al año siguiente pudiera orientar el perfil de los vinos más a su idea de lo que deberían ser, con el aval y la confianza de los dueños de la bodega. Pero 2019 fue un año inusual en la zona, climáticamente hablando, hizo poco sol y llovió mucho más de lo habitual. “Fue bastante bueno para el Malbec, pero admito que no ha sido el mejor Sauvignon Blanc de mi vida”. Al escucharlo hablar, da la impresión que luego de un comienzo cuesta arriba, se sumó un elemento más a esta historia, cierta tozudez por demostrar que ese entusiasmo inicial que lo trajo hasta aquí era correcto.
Ya en 2020 todo comenzó a encuzarse, más allá de la pandemia. Ya con un conocimiento preciso del terroir, una dinámica de equipo sólida, la cosecha de ese año fue lo que el propio enólogo denomina como “un pantallazo del potencial de vino peruano de altura”. Los blancos de Intipalka de las uvas Sauvignon Blanc y Chardonnay se afinaron, se ajustaron las proporciones del origen de las uvas y, el propio Gómez, incrementó la presencia de las vides procedentes de Cañete, que gozan de su particular predilección.
BLANCOS DE ALTURA PARA 2021
Gómez expresa que ha escuchado el terroir de Ica y Cañete con atención, tanto que adelantó la cosecha de Sauvignon Blanc, porque los cambios comenzaron en los viñedos. En Ica, por ejemplo, incrementó la sombra sobre los racimos para no que se quemen las pieles de las vides, con el fin de acentuar aún más la frescura e intensidad. “En la piel de las uvas está el descriptor diferenciador. He variado los tiempos de contacto de mosto con la piel de la uva, experimentando en 12, 24, 36 y hasta 48 horas. En otros casos jugamos con la temperatura”, explica. El resultado son varias expresiones de una misma uva o blend, que finalmente vuelven a unirse para conformar un vino complejo, lleno de matices, donde parece que todos los aspectos de las uvas encontraron espacio y expresión.
La cosecha de los vinos blancos de Intipalka 2021 resultó a pedir de boca, y el enólogo asegura que ya muestra los resultados de los cambios hechos en el campo y en la bodega. En una cata para medios de comunicación, a la que enviaron muestras del Sauvignon Blanc aún sin filtrar directo de los tanques de fermentación, Gómez dejó claro lo que se viene: un vino fresco, con carácter, complejo, con notas cítricas y herbales, pero una fragancia que inunda el aire apenas se descorcha la botella. Un buen augurio y muestra de un trabajo que comenzó en el viñedo hace tres años. El enólogo, que proviene de trabajar en las bodegas argentinas Lurton, La Celia, y el Consorcio Catena, Rothchild y Lafite, es enfático cuando afirma que su trabajo es elaborar un producto de alta calidad. “No se van a defraudar. Trabajo por la imagen de los vinos del Perú y para que su calidad se sostenga en el tiempo”.
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